Se dice que allá por la época victoriana hubo un temporal en
el Canal de la Mancha, tan fuerte que los barcos no se arriesgaban a zarpar, y
que el diario londinense The Times tituló en portada: "Fuerte temporal en
el Canal de la Mancha. El continente queda aislado". Eso es tener británicamente
claro dónde está el centro del mundo... Los ingleses han sido, probablemente,
el pueblo que más y mejor ha explotado y exportado su visión anglocentrista de
la tierra, si bien todas las naciones, en mayor o menor medida, cultivan esa
técnica de reafirmación tribal. Desde los Estados Unidos a China, la noción de
lo propio como referente de todas las cosas se configura a modo de versión
identitaria del Relativismo. Si el hombre, tal y como afirmaba Protágoras, es
la medida de todas las cosas, la visión etnocéntrica de una sociedad, aspira a
convertirse en la medida de todos los fenómenos sociales.
Existe una visión española del mundo..., y una aragonesa...,
y por supuesto una forma vasca de entender cualquier cosa. Se trata de una
colección de mitos y verdades, creencias y ocurrencias generadas por el río de
la historia y asumidas como propias, generalmente de manera acrítica, por las
gentes de un cierto grupo social independientemente de su status como entidad
política. Un enfoque propio del mundo y cuanto en él acontece, no es un
fenómeno que se agote necesariamente en folclores, modismos y chascarrillos,
antes al contrario, puede llegar a ser un arma política de primer orden. Que se
lo pregunten a los judíos, dispersos a la fuerza por el mundo desde los romanos,
perseguidos por casi todas las sociedades con las que han convivido y
convertidos, gracias a su perseverante autoconvencimiento de ser el pueblo
elegido por Dios, en Estado independiente a despecho de todos los países
vecinos y principal potencia de la zona a todos los efectos..., principalmente
a los malos efectos, pero esa es otra historia.
Todo esto viene a que he estado leyendo "La Historia
Vasca del Mundo", de Mark Kurlansky, regalo de Charles de Batz. No está
nada mal, para ser un norteamericano..., cierto que siempre se ha dicho que los
mayores expertos en cuestiones hispánicas son los anglosajones..., pero también
es cierto que en inglés "En la luna negra de los bandoleros cantan, las
espuelas, ay, caballito frío, qué perfume de flor de cuchillo" pierde un
montón. El libro es el más completo repertorio que he visto de cuantos
componentes constituyen una identidad, una manera étnica de entender el mundo y
la vida. Una forma vasca de ser, creer, explorar, guerrear, comerciar, pescar,
cultivar, cocinar, comer..., incluso delinquir. Una forma vasca,
euskaldun, de todo. Lo bueno del libro
es que contiene inexactitudes, sin que por ello pueda decirse que es una obra
inexacta y rebosa de mitos pero con los pies en la tierra..., al mismo tiempo
es un muy presentable libro de Historia sin academicismos y un certero análisis
de una sociedad a lo largo del tiempo, con toda clase de concesiones al
romanticismo y la imaginación. Es eso, la historia vasca interiorizada por los
vascos.
Y que nadie crea estar libre de pecado para tirar alguna
piedra..., que no hay pueblo en el que no suceda tres cuartas de eso mismo. Una
cosa es lo que la gente piensa de su país, nación, etnia, lo que sea, y otra la
realidad. Y la realidad, como suele ser más bien prosaica, siempre termina
cediendo más o menos espacio al vuelo libre de la identidad. De eso y no de
otra cosa, excepción hecha de sesudos investigadores, se compone la base de un
sentimiento de identidad..., bueno, de eso y de unas consideraciones muy
eruditas del afamado filósofo alemán Jürgen Habermas que no vienen ahora al
caso.
En mi tierra, Aragón, donde existe una identidad histórico/tópica
tan formidable como la que más, y con un infrecuente factor jurídico que la
hace particularmente exótica, se da la inveterada costumbre de arremeter contra
la más mínima imprecisión que pueda detectarse en lo referente a la identidad
catalana..., y no lo digo yo, lo dijo D. Miguel de Unamuno hace un siglo porque
la cosa ya venía de atrás..., en esta tierra mía, digo, en la Plaza de Aragón
de la capital de Aragón, inscrito en el monumento al Justicia Mayor de Aragón
se cita, palabra por palabra la clave de cúpula de todos nuestros históricos
fueros y libertades..., el Fuero Viejo del Sobrarbe que está en el origen de
todo lo aragonés..., pese a no haber existido jamás.
Pues eso, que en todas partes cuecen habas, que en mi casa a calderadas, y que si quieren entender un buen montón de cosas sobre los vascos y lo vasco, lo dicho: "La Historia Vasca del Mundo", de Mark Kurlansky en Ediciones El Gallo de Oro, es un título de lo más recomendable.